lunes, 12 de diciembre de 2016

LA BLANCA...

Todos los riosecanos varones de mas de cuarenta años de edad, fueron protagonistas de la mili, como se denominaba a aquel servicio que de forma forzosa los convertiría en soldados uniformados y armados, con los que se nutrían los ejércitos de España.
Y así después de haber cumplido con el servicio de la Patria, se pasaba a formar parte de lo que se denominaba licencia temporal, teniendo que acudir a partir de esa fecha a situación de reserva, teniendo que pasar todos los siguientes años, por el cuartel de la Guardia Civil o por el Ayuntamiento de Medina de Rioseco, así que llegada la fecha cada año, puntualmente se presentaba la cartilla, te rellenaban la hoja correspondiente, ponían el sello y la firma del Comandante de puesto o el Secretario de turno y hasta el año próximo. Cumplido este tramite durante los años correspondientes te concedían la licencia absoluta.
Como curiosidad decir que si por cualquier cosa se olvidaba lo de sellar la blanca, al año siguiente de ir a realizar el tramite, el descuido te costaba el equivalente al salario de un día de trabajo de un soldado de tropa, y teniendo que ir a comprar al estanco, papel timbrado por la cantidad correspondiente en pesetas.


Documento sellado el 3-4-1937.
El nombre completo de nuestro paisano es Alberto Ortega Domínguez, familiar directo de nuestros peluqueros.

Y dentro de mi colección encontramos estos magníficos documentos integrados dentro de un mismo lote, en el que nos encontramos el primero de ellos al que le falta, la esquina izquierda del mismo pero se lee claramente la famosa blanca, siendo el mismo el documento que acreditaba la licencia total.


Este segundo documento, es muy curioso ya que el mismo explica el porque de su licencia, ya que este soldado es el tercer hermano presente en filas, y en el mismo documento viene donde ha fijado la residencia el recién licenciado y el mismo documento sirve para poder transitar con todos los gastos pagados hasta su regreso a su casa.


Aparte de esta tengo otros dos suplementos llenos de firmas de los diferentes alcaldes y sellos del Ayuntamiento... hasta que le concedieron la licencia absoluta.
Seguro que muchos de vosotros, os suena toda esta historia y algunos hasta tendréis documentos parecidos... 


Gracias a nuestros vecinos Javier Ortega Fernández y Fernando Ortega Fernández, me prestan esta magnifica fotografía de Alberto Ortega, un tío suyo al cual pertenecen todos los documentos...
       

martes, 6 de diciembre de 2016

BAR ASTURIAS...

Publicidad del año 1959, de un almanaque de Semana Santa de Valladolid.
y Medina de Rioseco,, adquirido en Burgos en feria del libro.

El origen del Bar-Restaurante Asturias nos declina la mirada al final de la década de los cincuenta, en aquel Rioseco, que despegaba turisticamente, y que gracias a su nudo de carreteras, se convertiría en el lugar perfecto para dar sustento a los viajeros en ruta por esta zona.
El matrimonio formado por los asturianos, Conrado Martín y Jesusa Pertierra, con una dilatada experiencia, en restauración, y tomando las riendas de tres negocios, primero en Oviedo y después en Madrid, deciden trasladarse a Rioseco en 1958, abriendo el "Asturias", donde Jesusa, supo exprimir sus dotes culinarios y hacer una fusión perfecta de su cocina, gracias a la despensa de la Tierra de Campos, basado en el recetario tradicional de nuestros antepasados, la cocina a golpe de barro y a fuego lento.
Platos tradicionales de esta casa eran las patatas con bacalao, las legumbres exquisitas, callos y casquería en general, y sobre todo la caza, que hicieron que su despedida en 1975, resintiera los estómagos mas exquisitos que disfrutaron tanto de esta pareja de guisanderos, como de la hospitalidad que les caracterizara y le hiciera famoso a este pequeño rincón de la Nacional-601.

A día de hoy las puertas de este mítico restaurante continúan abiertas, si cabe afortunadamente, igual de bien regentado, por la familia de Luis Ángel Santamaría, dando las gracias a su contribución en la hostelería local, haciendo de esta, imprescindible en complemento de nuestro patrimonio.