PELÍCULA DE LA SEMANA SANTA
Cristo de la Paz en su retablo de Santa Cruz 1954 |
Miércoles Santo.
Procesión del Cristo de la Paz
Mayordomo, José Ignacio García el mas joven de todos los mayordomos; no tiene mas que once años y estudia 2º de Bachillerato. La cofradía viste túnica morada, estando sobre el pecho un crucifijo de madera.
La banda de tambores y cornetas de las escuelas de Cristo Rey, de Valladolid, madrugadores recorren varias veces la ciudad. A las 8 y media bajan con paso marcial por la calle Mayor, arrastrando tras de si ese mundillo menudo, los niños, que tratan de imitarlos aunque no sea mas que marcando el paso a su manera.
Ciertamente que la nota de colorido la dieron ellos esa tarde, encabezando tan recogida procesión.
Solo hombres alumbran al Cristo de la Paz,como solo mujeres a la Virgen del Silencio.
Noche plomiza con barro en las calles. Procesión con orden en todas sus filas. A esto contribuyen los cien cofrades que alumbran el paso y los jóvenes de la J.O.A.C. El dinámico presidente de este Paso, don Emilio Moran respira satisfacción. Desde los balcones los pequeños dibujan besos en el aire que envían al precioso Cristo cuando pasa frente a ellos; las personas mayores extienden el brazo para poderlo tocar y hacer reverentes la señal de la cruz. Las dos largas hileras de antorchas, donde el niño alumbra junto a su padre, avanzan lentamente. Unos pequeños de seis años van junto a mi, hablando como es natural. Les oigo el siguiente dialogo:
- Ves ese hombre que va en el medio, que lleva casi todo el peso, que dirige el Paso, es mi papa.
- No puedo resistir la tentación y le pregunto por su nombre. Con voz tímida como quien espera una represión me dice:
- Me llamo Felisín.
- Bueno pero tendrás un apellido. El niño se queda algo pensativo y después de un rato:
- Si, señor Berrocal.
Y sigue la procesión.
Delante el Mayordomo con la vara. A su lado, otro niño, el abanderado, José A. Menendez. Van contentos. De vez en cuando se cruzan algunas palabras.
En los soportales, sabor tradicional; mas que por curiosos, devotos que presencian el Paso del Cristo de la Paz. En la plaza del Generalísimo, ya de regreso, los chorros de la fuente, profusamente iluminados, ponían un rumor de música de fondo que el orden y el silencio dejaban oír.
Cronica de Marzo de 1956 de la revista San Buenaventura, la cual nos muestra el principio de la historia de esta nueva cofradia.
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