lunes, 16 de enero de 2017

AQUELLAS BOTICAS DE ANTES...

A principios del siglo XX las farmacias en Medina de Rioseco, aún se parecían mucho a aquellas boticas del XIX, pero ya la ordenanza real de 1860 dictaminó que la oficina de farmacia debía tener al menos tres plazas diferenciadas, una destinada a venta, el mostrador. Una segunda zona para su elaboración y un almacén separando para la conservación de los medicamentos.


Publicidad  de principios del siglo XX. Sacada de uno de los libros de mi colección.

En aquellas farmacia aún se conservaban aquellos rótulos que ocupaban toda la anchura del establecimiento, ese es el caso del farmacéutico local Don Luis-Enrique Palencia y un escaparate lleno de frascos de colores esmerilados en forma de globo o de urna y se publicitan anuncios de especialidades farmacéuticas de origen ya industrial: Agua de Vichy, Ceregumil, pastillas del Dr Andreu, gotas calmantes de Sánchez García, (con heroína entre sus componentes), o el hoy familiar Colacao que inició su comercialización como producto farmacéutico bajo el nombre de Phoscao...
En el interior el publico admiraba los anaqueles, atestados de colecciones de botes de porcelana y cristal adornados con inscripciones latinas con letras doradas, que ya sustituían a aquellos botes de loza. Y sobre el mostrador aun se podía ver la balanza y los pesos, años mas tarde sustituido por la maquina registradora.
Y detrás, separada generalmente por una cortina se hallaba la Rebotica entre matrices, pesas y morteros, hogar de tertulias y confesiones, aunque estaba destinada a ser el espacio donde el farmacéutico elaboraba sus medicamentos, actividad hoy casi abandonada tras la llegada de la industria farmacéutica que hace mucho mas cómodo el proceso, aunque quizás más frió y menos entrañable.
También era común que el  farmacéutico proporcionara medicamentos y curas para dolencias como quemaduras cólicos, heridas superficiales, estreñimientos o diarreas y era habitual que se comercializase medicamentos patentados de producción propia. El farmacéutico estaba obligado a responder de la calidad y eficacia de los medicamentos galenicoso de composición no definida, que elaboraba en su oficina.
En fin,... Aquellas viejas boticas...

Sabemos que por aquella época en 1919 Don Luis Enrique Palencia vendía la única farmacia abierta en la localidad vecina de Villagarcia de Campos con licencia para reposición y un precio de 8000 pts al contado, en la revista del gremio la Farmacia Moderna 

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