miércoles, 15 de junio de 2016

Aprendiz de camarero...

Mi tío Andrés, muy joven, de aprendiz de camarero, a la edad de 16 años, en el bar Madrid.

Arrancan los meses fuertes en la hostelería, para nuestra ciudad, un año mas la vida regresara a las calles, con riadas de gente que utilizaran los servicios que los diferentes establecimientos nos oferten, 
Nuestra ciudad vive al igual que el resto de España, un numero muy alto de parados, los cuales son utilizados por el sector servicios para ocupar temporalmente estos puestos ocasionales (trabajadores sin la experiencia requerida).
La tradición hostelera en Medina de Rioseco se remonta a los tiempos de los Almirantes, principalmente por el comercio de la Vieja India Chica, las calles de Rioseco siempre estuvieron concurridas de establecimientos de Cafés y de Vinos, aquellos establecimientos que permanecen en la memoria de nuestros mayores, y que además dieron un elenco de profesionales camareros y que a día de hoy, aun hay quien los recuerda por su buen hacer y su exquisito trato con los clientes. Casi de esa época son el Hotel de Los Almirantes o el mítico Castilla, y el pub Nelson, quien no recuerda el Nacional, o el bar Madrid, el España, el Monaco (su hijo sigue en el negocio con la cafetería San Francisco), cafetería Castilviejo, Cubero, el mítico Conrado del Bar Asturias, o a Pascual con su bar del Ruedo, como a Pedro del mítico Villa o Rodo y el estrecho con su chateo diario y Roque y su mejillones.
El oficio de camarero, es un arte y eso lo saben los profesionales del gremio, (Recordemos al desaparecido Emilio el del Marvel, o Salva del mesón la Rua) que igual de bonito es de sacrificado y eso solo lo saben los antiguos, los que aprendieron el oficio a base de poner copas de anís de la Castellana y que consagraron su oficio entre las mesas y la barra, esos de camisa blanca y pantalón negro, de corbatín o de pajarita, los de llamadas a base de palmadas y de aguantar al típico pesado de altas horas y de copa tras copa.
¿Quien no se acuerda de aquellos camareros, que antes de poner un cigarrillo en la boca, tenias ante ti, un encendedor encendido dispuesto para prender el cigarrillo?
Los gustos, en cuanto a las consumiciones, también han cambiado y mucho. Atrás quedó la famosa copa de coñac, fina, grande, con el ambarino líquido, imprescindible en la estampa de antaño, -junto con el café y el puro-. Son otros tiempos. 
A todos ellos, esos que tienen elegancia, arte, nobleza y saber estar, gracias...


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