jueves, 7 de julio de 2016

REGRESO AL PASADO...

Después de ganar, el titulo de "Los mejores del año 1967" entre  todas las localidades de nuestra provincia, siendo este un titulo, que premia pero que también obliga, que agrada pero que igualmente exige, que reconoce pero que responsabiliza, palabras del Presidente de la Diputación de Valladolid, en la entrega de tan merecido premio.

La misma instantánea con apenas cinco años de diferencia, la calle de tantos juegos infantiles, de conversaciones en verano,
interminables, por vecinas a las puertas, de ir y venir diario, de las tropas napoleónicas, entrando por el caserío y causando
el pánico entre toda la población, de los besos robados en sus portales, en definitiva la calle de tantos riosecanos...

Y después de haber prometido en el informe anual de ese mismo año, que editaba el Ayuntamiento de nuestra ciudad, la pavimentación de ciertas calles, me encuentro entre mi colección de postales, dos de ellas, editadas, con cinco años de diferencia, entre las dos y por cierto muy curiosas, la primera esta editada en 1968 y la segunda en 1973, las dos son de la misma calle y prácticamente, las dos instantáneas tomadas desde el mismo punto, solo una diferencia, en ella es notable, el progreso, si jugáramos a las diferencias muchas hacen evidente el paso del tiempo, una de ellas y la mas evidente, la limpieza que confiere la calle, con el simple echo del pobre asfaltado, luego otras diferencias menores como pueden ser la antena de la televisión en la cúspide del tejado de la casa de la izquierda y la modernización del alumbrado publico, con muchos mas puntos de luz y con el cambio de aquellos viejos platos de loza blancos con una simple bombilla, por fantásticos faroles de forja.
Con la llegada del asfalto o mas bien de una pequeña capa de cemento, quedaron tapados los adoquines, por los que pasaron las generaciones pretéritas, si se les pudiera preguntar, a estos, cuantas cosas nos dirían, cuanta historia tiene la calle de los Cueros, para el trascurrir de la historia de la Ciudad de los Almirantes.
En definitiva un Rioseco, desconocido para muchos, desaparecido ya y que guarda celosamente en estas instantáneas, el caminar diario de una población agrícola que con ayuda del barro y de la paja, edifico muchas de las casas, que desgraciadamente el tiempo fue borrando y que solo la memoria de unos pocos, los mas mayores, refresca en alguna conversación con sabor de antaño...

1 comentario:

  1. En esa calle nací y viví yo. Qué recuerdos de cuando jugaba en el corrillo y de los vecinos que ya casi no quedan ninguno de entonces.

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