En los diferentes estilos adoptados en su construcción esta reflejada su historia. En gótico fueron presentados los diseños para su alzado que llevan la firma de Rodrigo Gil de Hontañón. Las primeras partes de la fabrica, puerta del norte y sacristía acusan elocuentemente la belleza de la linea nórdica.
El renacimiento tiene un excelente ejemplar en la puerta del mediodía, decorada por el entallador Miguel de Espinosa. La fachada principal muestra la severa elegancia del estilo greco-romano.
El barroco dio una de sus notas mas agudas y características en la decoración de las bóvedas, cubiertas con copiosas labores por el maestro Felipe Berrojo "el mas insigne de su profesión".
Tres esplendidos retablos cubren por completo los testeros de las tres naves; el mayor gigantesco, fastuoso y pletórico de esencias barrocas la concibe Joaquín de Churriguerra, y le llevaron a feliz termino, con primor y finura. Diego de Suano y Francisco Pérez, maestros ensambladores, y Tomas de Sierra, escultor riosecano.
En los muros laterales hay otros con valiosas esculturas. Una Virgen con Jesús en los brazos gótica; la Dolorosa, talla llena de majestad y emoción trágica, debida a la gubia de Juni; San Blas y San Esteban, de Pedro de Bolduque; Jesús Nazareno, de la cofradía penitencial de la Vera-Cruz; Santa Lucia, de Picardo. En la sacristía, dos relieves de alabastro y el Santísimo Cristo de la Clemencia del taller de los Bolduque.
Y en el coro un magnifico órgano barroco, que fabrico Gregorio González Roldan, vecino de Valladolid, por la cantidad de seis mil reales de vello.
Y durante los días de pasión, la iglesia de Santiago se convierte en el escenario de un Jueves Santo en el que no importan las flores, ni las músicas, lo que importa es lo que se ve, lo que esta pasando y lo que paso hace dos mil años en otra tierra distinta. Esta es una Semana Santa de las de verdad, de luto, de tristeza y de sentimientos...
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